Huérfana de Medias

Ayer fuimos a correr al mejor trillo que hay en la ciudad de Panamá (bueno uno de los mejores pues).  En realidad, queda tan lejos que creo que ya no es la ciudad. Después de 45 minutos en el carro con nuestro clásico car pool, que tenía a Ana C Bonilla como integrante nueva en esta ocasión, donde siempre las discusiones son tan amenas que descubrimos como resolver los problemas del mundo, llegamos a Gamboa. La verdad que es tan diferente el ambiente y el clima allá, que se siente como si fuera hasta otro país. A las riberas del canal de Panamá, la naturaleza es espectacular, y los barcos que lo cruzan son tan grandes, que te dejan perplejo. Para mi es una caja de sorpresas correr en trillo, porque compartes el camino con monos aulladores, ñeques, osos perezosos y quien sabe qué otra cosa.  Como diría Forrest Gump, “it’s like a box of chocolate. You never know what you are going to get.” La última vez que estuve, un mono tan queridonos tiró los excrementos desde un árbol. Suena feo, pero juro que así fue.

En fin, nos encontramos allí la banda y partimos para el Pipeline Road. Éramos quizás 15 o 20 del grupo. Arrancamos, y como siempre, el grupo se fue dividiendo en pequeños grupitos.  Chemi, que está en su comeback después de una fuerte incapacidad, y Ana (la C.E.O.) partieron por delante. En el medio quedamos un grupo como de 5. Joliz, María, Frank, mi viejo y yo, que después se convirtió en 7 cuando nos alcanzaron Suzanne y Esteban, aunque mi viejo se regresó antes porque tenía que irse temprano. Este trillo es lo máximo porque puedes correrlo todo, sin ser asesino con sus lomas. El problema es, que se vuelve una carrera de obstáculos con los charcos enormes que hay que esquivar. ¡Si me preguntan a mí, lo hace muuccho más divertido!!! IMG_A791A61C4386-1Ayer por primera vez en 10 años corriendo, y muchas veces en trillo, me pasó lo que tanto me he burlado de los demás. Se me quedo la zapatilla atascada en el lodo y pisé con la media. Quede embarrada por completo. Por supuesto, que al que da palo recibe palo, se rieron hasta mas no poder de mí, así que no me tocó otra que reírme. Otra raya para el tigre. Tuve que meter el pie en un charco para lavármelo y después quitarme la media. Llevaba 8 kilómetros y tenía que correr 18k. Entré en pánico por medio segundo, y después decidí ni pensar en lo que me faltaba. Gracias a Dios La conversa fue muy amena e hizo que me olvidara de que llevaba un pie sin media, que es la receta para llagas nuevas. Pude correr las lomas sin gran molestia y correr las bajadas con fuerza. Al final fueron 18 kilómetros tranquilos, pero muy divertidos.   El coach IMG_1786al pie del cañón como siempre. Tengo que admitir que hizo falta la mitad de la banda que no fueron. Algunos corrían vueltas en los relevos de Fanlyc, y otros tenían compromisos que no podían faltar. Coronamos el training de la mañana con un desayuno y un buen café con todos los que corrimos. Esos son los momentos que más me gustan de todos. Cruzar una meta, terminar un training duro con buenos resultados, y los desayunos con el equipo. Yo sé que cada uno es dueño de sus logros, pero yo no podría hacer ni la mitad sin mi coach ni mi equipo. Así que gracias a mi banda (los que estaban y no estaban) que me acompaño ayer en esos 18kilometros, enlodada, sucia, huérfana de media, pero con el corazón lleno por la increíble compañía. ¡El training a Boston pronto empieza!! #ExtremeTeamPanama

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