Tarea Lista


Dicen que, para reestablecer la fe en la raza humana, solo hace falta ver una maratón. La verdad sea dicha, nunca he visto una, sólo las he corrido – llevo 4 hasta hoy, pero doy fe que es una experiencia como ninguna otra.

IMG_0273.JPGYo sé que cada loco con su tema, y definitivamente no es un tema que a muchos le llama la atención, pero sin duda alguna, es una experiencia que te cambia. Se vive un ambiente de camaradería increíble y cada uno de los personajes que corren, está haciéndolo por ser el ganador de su historia. Hay sufrimiento en el camino, pero en esa meta todo el mundo es un héroe, sin importar si de verdad llegaste de primero o de último. Puede ser un record personal, una clasificación a Boston, o sólo recorrer los 42kms. Nada más con cruzar la meta, eso te hace grande. Pero detrás de todos esos momentos de grandeza, gloria y emoción, hay un sacrificio que se vive por meses y meses que pocos ven. Por eso, cuando hay alguien que ha logrado algo que tiene mucho mérito, también se lleva ese mérito su familia, porque mucho sacrifican para que la persona llegue a donde llega.

Han sido 16 semanas largas y sacrificadas. 16 semanas de madrugadas, abandono a las amistades y a los compromisos sociales – que aprovecho para disculparme; 16 semanas de cambiar muchas veces el vino, por un vaso de agua y de apagar las luces de la casa a las 9 de la noche, porque “mamá tiene que correr mañana”IMG_4512.JPG. Mi esposo ha aprendido a usar la luz del celular como su arma nocturna para circular por la habitación sin despertarme, y a comer pasta los viernes, porque es el carbload que necesito para poder correr largo el sábado. Ha aceptado ir a eventos sociales por sólo un ratito, y hasta hemos cambiado planes los fines de semana, para poder acoplar el entrenamiento largo y que yo pueda cumplir con el mismo. Ha sido el que me da ánimo cuando en la mañana estoy cansada y ha sabido empujarme cuando siento que no doy mas. Hace un mes, cuando no me paré a un entrenamiento en la mañana me dijo “ya te falta poco, no aflojes”. 2017-11-24-PHOTO-00000374.jpg
Mis hijos han aprendido a acostarse temprano, y a no hacer bulla para que mamá pueda dormir. Han aprendido a amar el running, y han querido ser parte del camino. Preguntan como me fue y donde corrí. Mi hijo mayor hasta halagos me dice de vez en cuando, diciéndome entre líneas de comentarios sarcásticos tipo adolescente, lo orgulloso que está. Mi hija ha querido cambiar sus zapatillas por unas de correr. Mi hijo chico (de 3 años) ya se sabe todas mis rutas de correr por nombre. Me pregunta que si corrí en la Cinta Costera o en El Parque. Mi papá con quien comparto la pasión de correr, ha hecho la mitad del training conmigo y cada vez que puede me suelta un piropo. Mi mamá siempre con su silencio preocupada de que no me exceda si siento que no puedo, como cualquiera madre lo haría, también ha aprendido a querer el deporte.

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Fer y Cami, mis hermanos mayores son los mas grandes cheerleaders. Fer fue mi inspiración y mi primer conocido en clasificar a Boston. El abrió el compas para soñar y creer que en algún momento sería posible, aun cuando yo pensé que sería mas tarde en mi vida. Juliette, Hugo, Ale e Isa han empezado a correr, y aunque es sólo como un complemento a otras prioridades que tienen en sus vidas, me han hecho (quizás sin querer) sentir que están viviendo este sueño conmigo.

 

Feli e Isa sin saber mucho del asunto, siempre preguntan o comentan de mi training a Boston. Yaya, la otra madre de mis hijos, ha estado atenta cada segundo que no estoy para que no les falte nada, y además atenta de que yo tenga todo lo que necesito para la madrugada del día siguiente. IMG_5194.JPGComo digo, es un trabajo en equipo (dentro y fuera del entrenamiento), que sin todo ese empujón no se logra. Nunca termino de encontrar las palabras correctas para la importancia de mis amigas que corren conmigo (vayan o no a Boston) y del equipo en general. El compromiso entre todas ha sido lo que nos ha llevado a cumplir el sueño de clasificar a en primer lugar. Los chats de las amistades, las felicitaciones por cada entrenamiento logrado, los mensajes de conocidos y desconocidos a través de cualquier red social, hasta los mensajes de gente que no entiende y dicen “pero hasta cuando van a correr”. Todo aporta y todo ha sido gasolina para poder llegar a Boston.

Empieza el tapering period, que es cuando el cuerpo se prepara para el día de la carrera. Son dos semanas de baja en la carga de kilómetros y donde se descansa el cuerpo (aunque no se sienta así por el cansancio acumulado) para poder llegar lo mejor posible ese día. Empieza la ansiedad de todas las posibilidades de lo que puede pasar; del rol que jugará el clima, de cómo se comportará el cuerpo saliendo a correr a una hora diferente a la usual (Boston sale mas tarde de lo que entrenamos en Panamá. Panamá es demasiado caliente como para correr a las 10AM). De cómo será la ida en bus hasta la partida en Hopkington y que tan difícil será correr Heartbreak Hill con piernas muy cansadas. Pero estoy lista. Lista para lo que venga y tan lista como voy a estar. He sufrido, junto con mi banda, semanas de 100 + kilómetros. Me he parado de la cama con el cuarto oscuro, aire frío y el silencio que lo único que provoca es acostarse a dormir nuevamente. He sufrido corridas de 35kms con quemaduras por la ropa desde muy temprano y he sabido terminar; he corrido con yagas por las zapatillas, con fascitis plantar, he madrugado tan temprano como 3:45am para huirle al sol y he sufrido de dolores de panza mientras corro. 7ecc4c94-600a-4546-a1bc-53b71a90fa40.JPGHe sobrepasado corridas largas cuando las piernas dicen no mas y he sabido callar la voz en la cabeza que dice que tengo que parar porque estoy cansada. Así que estoy lista y agradecida con mi familia y mi gente. Gracias a todos y cada uno por el empuje. Gracias por creer y por el cariño, ha sido gratamente recibido y necesario. Y Sobre todo quiero dejarlo por escrito, agradecerle a Dios por la oportunidad de cada día poder despertarme con salud y poder hacer lo que me gusta, y rodearme de tanta gente linda que me ha ayudado a sacar lo mejor de mi. El 16 de abril será una experiencia inolvidable para mi, sin duda alguna, pero el camino hasta allí es lo que ha marcado mi vida. El nuevo aprecio por los pájaros cantando antes del amanecer, lo refrescante de correr bajo la lluvia; lo invaluable de un cuerpo sano; la esperanza de ver un nuevo amanecer; y lo alentador de un “tu puedes” o “ya no falta nada”. Después de Boston vendrán nuevos sueños. Pero eso si: Nunca subestimes un sueño. Es mas, si ese sueño no te asusta, no es suficientemente grande. Ya sabes, sueña, que el que no sueña se muere.

A Sofia, Joliz, Maria, Martha, Stasia: Estamos listas. Ha sido un honor sufrir con ustedes.

A Ana C: te caes 7 y te levantas 8. Boston está esperándote.

A la banda de amigos que nos acompaño (ustedes saben quienes son) durante todos estos meses: GRACIAS por los kilómetros de gratis.

Al Coach: Gracias por creer.

A mi Familia (de nuevo): Gracias por la paciencia y el amor.

y A Dios – el indiscutible principal de que todo pase: Gracias por que sin Dios nada soy.

Boston. Here We Go!

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#RunMelaRun

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